viernes, marzo 31

  soñé que en casa de mamá en la heladera había pancitos de distintos tipos. algunos eran brownies, otros pancitos negros dulzones con una cobertura como glaseada por encima. habían venido amigos y a mí me encantaba la idea de más tarde hacerles unos sanguchitos con quesito de máquina y esos pancitos bien agridulces para todos.

además mamá tenía un localcito alquilado a dos cuadras de casa, ahí tenía una librería. en su ausencia yo tenía las llaves y de a rato iba a trabajar ahí. la gente pedía libros y yo los buscaba a mano, desconocía los detalles de la optimización de procesos del negocio. no me desesperaba demasiado.

también íbamos al súper, ahí R conocía a alguien que le gustaba y nos lo quería mostrar. nosotras, con carpa, nos hacíamos las compradoras desconocidas y observábamos cómo la cortejaban. subíamos a un carrito que tenía una pila de cosas encima, yo lo manejaba pateando las paredes e impulsándome desde las góndolas. desde arriba de la torre de papeles higiénico podía ver todo lo que sucedía en el supermercado. dejándome llevar quizás por la sensación feral de estar colgada de la altura como un monito, enloquecía. me volvía salvaje. saltaba entre productos y en un momento por el frenesí empujaba un changuito ajeno que salía disparado hasta la otra punta del pasillo y se estrellaba. los productos cuidadosamente seleccionados por ese consumidor saltaban por el aire. yo pensaba bueno, creo que estoy un poco sobresaltada. mejor voy a tranquilizarme. 

jueves, junio 25

soñé con el final de mi relación con lu, no sé bien qué pasaba. no era dramático. simplemente lo resolvíamos, que ya todo estaba hecho y amado y deseado y vivido. algo así debe ser cuando uno es viejo. charlábamos por arriba como si no hubiera demasiado que charlar, resolvíamos separar nuestros caminos. yo estaba calma, él estaba calmo, preparaba una aventura, mudarsse de barrio, seguir con su nomadismo afectivo. yo sentía por momentos que había algo totalmente trascendente en lo que estaba pasando, pero no podía alcanzarlo del todo. lo sentía y no lo sentía. lo sentía desde afuera, como si ese sentimiento se proyectara y yo lo viera y ya. como un cine sentimental.

luego él se iba. y cuando se había ido yo sabía que entonces estaba todo definitivamente terminado. pasado, pisado. era como un libro que se cerraba. yo me quedaba en la que era mi casa, un living viejo lleno de lianas. con algo de impotencia recordaba lo bien que me había hecho sentir cuando nos conocimos.

miércoles, junio 24

Visitábamos unas ruinas templo bosque selva desierto ancestrales. Para entrar nos cobraban bastante caro aunque si eras lo suficientemente hábil y temerario había un atajo por las alturas del primer edificio que nos recibía. Nosotros pagábamos. No me alcanzaba la plata porque el precio estaba convertido de dólares y justo había subido el tipo de cambio. En la entrada había un cajero banco provincia y una dependencia de la AFIP. Sacábamos plata en ese cajero y pagábamos.

Lo curioso es que no vivía en el sueño el recorrido hasta el lugar final, la última habitación, atravesar los bosques, selvas, desiertos, subidas, bajadas, saltos dignos de lara croft, sino que lo recordaba porque ya había ido en otras ocasiones. Lo siguiente que vivía era estar llegando. Luego de horas. La sensación de estar en una realidad casi alternativa al sistema capitalista: ni un lugar donde comprar algo, por kilómetros. Una vez adentro de la reserva de ruinas y naturaleza nuestro dinero no servía de nada. Esa era parte de la experiencia. Una burbuja.

Había gente de todos los tipos. Nosotros de alguna manera éramos dueños de la habitación final, de todas las últimas habitaciones. A simple vista parecía una casa antigua de buenos aires de esas que fueron construidas hace más de 100 años. Palacios devenidos en hogar de flora y fauna. Pero los pisos de madera se mantenían casi tan bien como los del departamento de mi viejo, nunca plastificados, pero enteros. Los techos eran altísimos, sin embargo, como me imagino los templos más milenarios que existen. Las edificaciones previas parecían mesopotámicas aunque por momentos encontrábamos escaleras con barandas inglesas, sólo las barandas. De madera.

La cuestión es que cuando finálmente llegábamos al final, la última habitación, era parecidísima a la última habitación de la casa de mi padre, esa que fue nuestra habitación de pequeños, con mi hermano, y que volvió a ser mi habitación cuando era ya casi adulta, a los 20 años.

Ahí sencillamente nos conocíamos dueños y no sé por qué tardo tanto en contar lo que pasaba.

Llovía siempre tibiecito, era fantástico. Eso pasaba. Una lluvia especial, la gente iba sólo a mojarse, a olerla, a sentirla. Esa maravilla. Tibia y casi dulce, como líquido amniótico almibarado. Por eso ninguna ventana tenía vidrio. Llovía casi todo el tiempo, no en la habitación porque el techo estaba entero pero salíamos todo el tiempo por las ventanas y sobre todo junto a ellas incluso entraban haces de lluvia.

En la habitación, como era nuestra, había cajas. Recuerdos antiguos de todos nosotros que no tenía sentido guardar en ningún otro lado. Mañe estaba preocupada, había unas alimañas que la perturbaban aunque no sabíamos cuáles eran, bandalizaban sus documentos preciados, eso decía. Quería poner un sistema de trampas, adentro de las cajas. Yo estaba desconfiada. Trampas y veneno. Llenaba un cajón de verduras con un gel al que se le disolvían unas piedritas venenosas. Después las alimanias malas perecerían ahí.

Sentada en una silla luis XV Mañe me contaba. En la cabecera de la silla se posaba un inmenso caracol del tamaño de un perro pequeño. Ella lo tocaba. Yo le decía: qué asco!! es frio y baboso? y ella me decia que no, que era tibio, tibio y baboso. que era como un gato. que lo apreciaba.

Yo resolvía que poner las trampas contra alimañas raras dañaría al imponente caracol rey tibio de la habitación de las lluvias tibias. Era dificil resolver. Nunca me animaba a tocarlo.

El caracol algo sabía y se iba dando saltitos con unas patas chiquititas como de perrito de meme de los perritos que le salían a veces nada más, cuando quería ser como un gorrión y saltar.

jueves, noviembre 22

estábamos en lo de mi tía en el sur y estaba mi gatita panchita. había una serie de cosas que había que hacer en su casa, cosas de vivir en el campo, ir a ver a las gallinas, revisar un galpón misterioso. había como órdenes secretos que había que cumplir, también.
panchita vivía en la casa y no salía porque afuera estaban todos los perros de mi tia. pero cada vez que yo salía a hacer los quehaceres campestres resultaba que estaba ahí tirada en el medio del fondo. yo me ponía nerviosa y pensaba 'cómo puede ser que esta gata siempre se escape?'

íbamos y veníamos por el fondo de lo de mi tía. al final de todo estaba el pie de la montaña. caminábamos a una edificación antigua que yo sentía que eran como ruinas paganas irlandesas. ahí mirábamos la montaña. atrás de la edificación los pastizales bajos se habían deprimido y con la lluvia se había armado como un pantanito, un charco gigante. mirábamos el charco y de la montaña salía humo.

en un momento vemos movimiento adelante en la casa de mi tia. algunas cosas empiezan a sentirse raras. vamos a un galpón que estaba antes de llegar a la casa y para correr al galpón caminamos por encima del charco de agua. mi prima me dice que si corro muy rápido apenas se mojarían mis pies y no sería dificil atravesar el agua. era cierto. corríamos sobre la superficie del charco.

en el galpón me encontraba algo raro. una especie de cápsula extraña con tapa revatible. levanto la tapa y adentro todo es oscuridad y por eso prendo la linterna del celu, siento alto perturbador, encuentro un papel que tiene unas preguntas. son múltiple choice. el papel es negro y las letras son rojas. miramos el papel con mi prima y decidimos las respuestas. la cápsula se desarma como si se desmaterializara y en las paredes del galpón se prenden dos teles que indican que las dos respuestas que elegimos eran incorrectas.

volvemos a la casa y sentimos que algo malo estaba pasando.

cuando llegamos a la casa de nuevo panchita estaba corriendo afuera pero era rara. los perros no querían comerla.

una vez en la casa vemos por la ventana pasar gente al galpón donde había pasado lo de la cápsula. Christine Lagarde con un vestido color coral apretadísimo y las tetas más grandes que he visto en mi vida. el vestido tenia un sólo hombro y el otro descubrierto. en el hombro tenía como unos volados grotescos.

la veo volver del galpón con una gata clon de panchita en sus manos. siento que algo es raro.

tocan la puerta. Christine Lagarde, un tipo que parecía un pescador y un pibe alto y raro, como patotero. empiezan a preguntarnos cosas raras y piden por mi hermano. mientras Christine nos habla veo al pescador guardarse un papel de un aparador de la casa de mi tia y le llamo la atención, lo empujo y saco de adentro de su abrigo el papel que le robó a mi tia. Christine Lagarde remarca que en la pared de lo de mi tía cuelga una obra de arte que vale más de 3millones de dólares pero sobretodo dice que la conservación de la obra es mala, culpa de mi tia. yo le digo que ya sabemos y después empiezan a hablar de una obra de teatro y el patotero toca cosas y le digo que las deje. cuando las deja les pasa un trapo y yo le digo que las huellas dactilares también las deje.

después me dan a entender que nunca deberíamos habernos anotado en el programa si no íbamos a responder bien las preguntas. yo entiendo que es algo que hizo mi hermano y que lo que va a pasar es que ahora nos van a matar a todos por eso. o algo.


empiezo a pingear a mi hermano y él me da a entender que no me puede hablar, que está viniendo, que no llame a la policía, que nos anotó para ser parte de un programa que se organizaba en la dark web y al parecer no habíamos estado a la altura, por eso ellos ahora iban a manipular nuestra vida y volvernos locos hasta que no podamos más. ahora éramos como de ellos. pero no aún.


y me despierto.

domingo, octubre 21

tuve un sueño terrible.
estábamos en la meetup. pero al final se convertía en algo así como un casamiento.
estaba con vos.
éramos un núcleo resistente como siempre.

pero de pronto las cosas se rompían. cuando llegábamos a comer yo festejaba porque había fruta y Paul pensaba que decía que quería sacarme una foto. nos amuchaba en una ventana y tomaba la selfi. yo miraba al sol. ahí todo empezaba a degenerarse.

intentaba insistir con el tema de la fruta. pero no prendía. a nadie más le emocionaba la guayaba ni el mango. nisiquiera la papaya.
vos caminabas alejándote de todo esto como si no fueras a comer. yo te decía ei Chu. y vos me decías sí pero pasa que pero esto lo otro. te ibas. yo empezaba a agarrar comida porque tenía hambre pero a la vez quería hacerlo rápido para sentarme con vos y estar cerca tuyo.

no funcionaba porque nisiquiera podía agarrar la comida. por el sol de la foto los ojos me habían quedado encandilados. no podía entender nada de lo que veía. cada vez que me servía algo en el plato que había agarrado, se convertía en otra cosa o bien lo apoyaba un segundo en la mesa larga que esbozaba todos los platos y alguien de la organización del evento se lo llevaba. nunca me escuchaban. nunca me veían. yo necesitaba apoyar un segundo el plato para poder frotarme los ojos enceguecidos. no podía hacer foco en nada.

finalmente pido ayuda y la gente sabe que estoy ciega, se compadece, pero no pasa más nada. me despierto a las 7 am en casa, la luz entra por la ventana que dejé abierta sin persiana ni postigo. me duelen los ojos pero sobretodo tengo una migraña tremenda con fotofobia y todo. me retuerzo en la cama e intento dormir. sigo soñando que no veo y cada vez lo que veo es más luz y puntadas en los ojos. me despierto otra vez y me tomo un ibuprofeno. me cuesta caminar hasta el baño, todo me da vueltas. no escabié anoche. vuelvo a la cama. me duermo.


estamos en un casamiento, esta vez sí, todos juntos. vos te sentás con tu pareja al lado y al otro lado yo. pero las distancias son distintas. ustedes dos están cercanos, ella te interpela, te dice cosas, te acerca, te abraza. vos estás junto a ella y después un espacio vacío de la mesa. después vengo yo. yo no puedo intervenir ni participar en nada de eso. pero las charlas que tienen me parecen aburridísimas. no te dice nada divertido. no te hace un chiste.

en un momento me mira y se rie. y te abraza. y se sienta encima tuyo. y mientras la sostenés te dice cosas al oído. y yo siento que no le molesta que esté. yo no soy una amenaza para ella. se levanta de encima tuyo. vos me abrazás, como un amigo. aproyás apenas un brazo en mi hombro. yo me pongo contenta. ella se pone contenta. algo no tiene sentido. les pregunto si está todo bien, ella me mira a los ojos, sonríe plena, me dice: 'sí, lo que nosotros tenemos es más fuerte que cualquier cosa, es increíble lo que conseguimos juntos'

miro alrededor buscando algo que me salve. doy vueltas y me pierdo, estoy en un shopping, las cosas no tienen sentido. vuelvo al salón pero mi mesa está en otra parte, como separada de las del resto. pregunto por qué. me dicen 'esa es la mesa de los grammys, deberías estar contenta' miro la mesa y no tiene nada especial. me cuesta creer que algo relacionado con los grammys pasó en esa mesa. camino. busco un pequeño lugar luminoso donde permanecer. lo cruzo a maxi. maxi me dice 'podemos comer helado o croissants' yo veo su buena voluntad de ayudarme a encontrar algo más lindo y más rico que vos en esa fiesta.

los vuelvo a encontrar, en la mesa original. falta poco para la hora de bailar. pensaba que a esa hora iba a poder pasar algo entre vos y yo. ese era mi momento. la hora de bailar. pero después de las cosas que me dijo tu pareja la hora de bailar se desvanecía como cosa interesante. yo entendía algo: vos no eras vos. el vos que eras conmigo no es el vos que estaba ahí aceptando esa velada sin chistes demasiado buenos. yo entendía algo. vos resignabas muchas cosas por ella. por ejemplo, a mí. yo pensaba cómo este chico puede resignar todas estas cosas por ella? después entendí que quizás querías ser el chico que eras con ella antes del chico que podrías ser conmigo. quizás te leí mal todos estos meses.

miraba para abajo y el piso se movía como un río de agua que corre debajo de mi silla de casamiento. miro las zapatillas de tu novia. qué sé yo, están bien. tenemos criterios estéticos distintos. eso me alivia. te miro de nuevo. intento convertirte con la mirada en un chico que quiere descubrir todas las cosas conmigo. en un aventurero. no pasa nada.

alguien aparece preocupado diciendo que hace falta llevar un cargamento por la ruta hasta el otro lado de la montaña. nunca manejé en este país, pienso. no tengo nada que perder, no tengo nada en este casamiento. le digo que yo llevo el cargamento. me dice que el camión es de 1960 y que puede ser dificil de manejar. me dice que la ruta es sinuosa y que sube y baja, que tengo que pasar bien los cambios para que traccione, que tengo que estar atenta para no quedarme en el camino. que puede tomarme semanas volver. que algunas personas fueron al otro lado de la montaña y no volvieron nunca. acepto el trabajo.

te veo a lo lejos abrazándola mirando la nada en ese casamiento protocolar que no le importó a nadie. busco tu mirada a lo lejos, para despedirme. tengo esperanzas de que te enorgullezcas de mí. de que acepto cualquier trabajo y no le tengo miedo a que las horas sean dificiles. de que soy fuerte y temeraria y que ya pude sola todo este camino, de que me encargo de todo en mi casa. pero vos no mirás. y yo el trabajo no lo hago para ganar puntos de heroísmo. nunca manejé un camión, nunca manejé de hecho. pero tengo internet en el teléfono y ganas de encontrar un desafío más grande que tener que ser tu amiga. así que salgo a un patio y miro el cielo. y mirando al cielo te saludo, si algún día sos un chico aventurero vas a mirar al cielo. y ahí vas a entender que me hubiera gustado explicarte a dónde me fui y por qué. ya está mi despedida.

el camión es pesado y tosco en serio. la palanca de cambios no tiene sentido. es como endeble y no se entiende para qué lado quedan los cambios, es imposible saber qué cambio estás intentando poner salvo por los ruidos. las subidas parecen eternas y por momentos siento que una ola atrás mío me viene a comer y a succionarme en sentido contrario a mi voluntad. siento que vamos en reversa por la gravedad y lo empinado. no tengo idea qué llevo. creo que son pendrives con planes para el futuro. respiro hondo. intento pasar el cambio y acelerar. las montañas son hermosas y temibles. me pregunto cuánta gente tendrá el privilegio de sentir cosas tan fuertes como yo. mantengo el acelerador apretado. pienso en las charlas que podríamos tener. pienso en que no existe dios. pienso en que vos lo sabés, y yo lo sé. entiendo que algunas cosas ya pasaron. miro de nuevo las estrellas.
me arremangué antes de escribir porque recibí un impulso. sabés lo que se siente que gmail siempre crea que tu mail personal es el de tu trabajo? es parecido a cuando tu psicóloga te dice las cosas.
intenté enderezar la computadora y mi postura lo más que pude. pero soy poco metódica. me tomó tres veces.

tengo 27 años. le cuido la casa a mi prima y uso una tapita de pringles como cenicero. no le cuento a nadie.

me siento pesada con todo.

ya debería sentir que hacer las cosas es más fácil. vivo como sola. limpio la casa cada tanto.

google  me notifica: haz limpieza!
y luego: haz leído todas las notificaciones!

después de eso nada. silencio.

todos los mensajes que leemos en internet también son como ruido.





domingo, julio 8


estaba pensando algo sobre la binariedad
pero se me escapó
lo pensaba mientras hacía pis
y sentía
el frio ultrasuperficial en mis rodillas

tuve unos sueños rarísimos. principalmente porque estaba despierta y dormida.
mi cama es muy dura y ayer no elongué como debería. me desperté entre sueños a girar en la cama y sentí un tirón en los dorsales.

sobre escribir sobre el gimnasio pienso: quizás si puedo ubicar puntos de unión todo se normaliza, se vuelve más real, y por real me refiero a plausible. aunque no sé tan bien lo que esa palabra significa.

en el sueño estabas vos. eso es lo que pasa, en parte. toda la vida era un evento de la empresa donde trabajamos. no es la primera vez que sueño esto. la diferencia es que esta vez había más puntos de contacto con todos teniendo vidas personales.
había un partido. era de river. vos no sos de river. pero ibas a ir a verlo. lo comentabas con nuestros compañeros. que por momentos parecían también nuestros familiares, porque eran mejores que nuestros compañeros random de verdad.
también podíamos sentir todos que íbamos quizás juntos a la facultad, o al colegio.

vos estabas, como siempre
a - temporalmente con nosotros pero partirías
b - recién llegado
c - ocupado con otras cosas

ahora pienso en si hay o no algo de tu fugacidad que me enloquece.

las cosas no eran simplemente como una conferencia. también eran como una jodita electrónica. que duraba horas. vos estabas con nosotros de a ratos y de a ratos no, había muchos desconocidos en este espacio gigante que yo recorría como si fuera lo único que conociera, como si no pudiera irme a algún otro lugar.
vos sí podías. te ibas y volvías y tenías el partido ese de river. yo te texteaba, te decía que quería ir. pero nunca lo leías. después ya estabas ido. y yo estaba quedada. pero volverías y eso medaba ansias.

un compañero nuestro era literalmente kevin spacey.

en un momento yo manejaba una camioneta, o quizás era una camioneta. creo que era el paragolpes de una camioneta que me habían prestado. lo era y la manejaba, a la vez. venía por una calle de tierra bastante bien apelmazada que se abría circularmente de una ruta. venía bastante rápido y paraba en un pequeño páramo de cipreses y eucaliptos. ahí bajaba. interactuaba con personas pero no las miraba nunca a la cara. había un cobertizo. cargábamos algo en la camioneta. eso me calmaba.



lunes, enero 1


anoche yo me tomaba media rola pero en realidad la cosa no daba más. no me importaba. era una acción totalmente impulsiva. estábamos en un lugar donde había tres opciones. quizás consiga que las cosas se entiendan al final.

había tres puertitas? o algo. hitos. el resto del espacio parecía normal aunque casi siempre veíamos todo desde arriba. un switch entre el juego de la oca y uno en primera persona. casi todo era blanco, las paredes, el espacio circundante.



la primer opción estaba asociada a una chica. la segunda opción estaba asociada a una chica. la tercer opción estaba asociada una chica. eran hermanas.

- la primer opción era tranquila.

- la segunda opción era como un expositor de papas fritas lays pero blanco en vez de anaranjado, bien costero. con el logo de pepsico arriba. igualito al que había en el kiosko cuando yo trabajaba ahí.

- la tercer opción era parecida al expositor pero con una parte móvil. menos sólida pero un tanto más divertida, con un twist.

la segunda opción era lo que queríamos, era el hit, el logo de pepsico en fondo blanco.
cuando la veíamos llegar festejábamos, miraba a las hermanas con gesto de aprobación y decía 'seeeh muy bien muy bien'. entonces me decían, no, vení, acercate, caminá por este senderito, se pone mejor.
eso sentía.
no sé cómo pasaba porque todo era espacio inciertos, poco desarrollo visual, textura a hoja de papel escrita con lápiz y muchas veces borrada, o secante, papel secante, o pared enduída. después algunas caritas, colores de piel, fenotipos, sobre el blanco, técnica collage mental, diría, la mayoría de las cosas existían sin ser visuales. después difuminado con un mínimo punto de realidad visual que se perdía sin preocuparme, y listo.


ahí en el pasillito festejábamos y decían 'bueno vamo y vamo chicas ahora eh'. yo iba al baño. un azulejo se apreciaba del baño. y su pastita del borde. cuando salía me tomaba media rola. no le decía nada a nadie.

después era como organizar una migración moderada del grupo. diría que éramos 10 pero no recuerdo a nadie. por momentos a la chica asociada con la segunda opción. las hermanas sé que eran similares pero ella era de las tres la más especial, la más linda, la más sexy. era lesbiana.

estábamos en un festejo que era el acto desprendido de la segunda opción. o la segunda opción. una pista de baile donde sólo sentía las interacciones con todos y quizás por momentos el componente visual de algunas mujeres de la cintura para arriba. bailábamos pero algo pasaba.

después una cama blanca muy grande con sábanas que cubrían la cabeza y nosotros en el medio. girando como tronquito podía estar sola o buscar a algunos más. entonces P estaba por dormirse. yo transpiraba un poco como localizadamente por partes. con un latir de calor extraño. ansiedad. pum. un latidito. las manos. una oscuridad que teñía pero como tiñe gotitas de tinta en un recipiente con agua. apenas. y se fundía. y pum. un latidito. calor en los pies. una transpiración interna que iba saliendo por la piel. pum. un latidito. una gotita de pintura desapareciendo en el agua de mi pecho. me preocupo un poquito.

no sé qué hacer con P y le digo 'me tomé media rola'.
se queda pensante. no me dice nada pero yo sé todo lo que piensa. por eso no me lo dice.

ahora un poco me desmotivo. siento culpa.

de nuevo en la pista, en la opción dos, las cosas decantan como decantó la ranchada en la calle aguirre anoche por año nuevo. hay más noción de atmósfera de madrugada. N está ahí pero está en la suya. es raro porque N en general a esta hora duerme. tiene un papel, como expensas, y en el ipad el messenger. me muestra cosas y agita sus manos ante mis ojos. es el único componente visual que aprecio. tiene energía. puedo ver la pantalla de su ipad. y su conversación de chat se scrollea hacía arriba y hacia abajo y parece que estuvo chateando a pleno.

arriba, en el título del chat leo el nombre de la otra persona. natiGOT.
nati game of thromes, pienso.

miro para otro lado porque sé que no puedo hacer ninguna intervención sobre esto.
pienso en la chica asociada a la opción dos. analizo su pregnancia. me tranquilizo.


domingo, junio 4

tocábamos una canción juntos
ese fue el único momento potente
era love is a laserquest
yo me sentía rara
antenoche soné

a) con cucarachas:
en mi casa aparecían
en dos momentos
una pareja de cucarachitas
eran flacas y esbeltas
como una pequeña
obra de arte perturbadora
las dos juntitas, caminando
una sobre la otra
porque así es como podrían
abrazarse

cruzando el piso de la pieza
y en la cama
en el huequito que siempre deja la gata
para dormir

inmovilizada yo
sólo podía cubrirlas
taparlas con el acolchado
hasta resolver
si hay raid
qué hacer


b) con mierda y porquerías:
otra vez en la cama
habiéndolas casi superado
a la parejita del desagrado
volviendo a mi pieza
para acomodar
el acolchado nuevo y ver cómo
al descubrir mi cama de su suave cubierta
había un pantano.
hablo de agua sucia verde y gris
y caca
y bolas de pelo
pelusa
mocos, seguro
comida vieja
todo un charco
inmenso
contenido en mi colchón

martes, mayo 9

estábamos en una ciudad en una seguidilla de momentos y situaciones raras. éramos todos de agua y todos una cosa, confusa. como el humo. éramos las dos cosas. agua y humo. como sea, muy fluídos, nada de tierra. nada de fuego sin dudas. por eso apenas me sentía a mí misma.

después. de pronto. llegabas.
me despertaba en una casa junto a la montaña y pensaba qué afortunada esta persona que vive acá, tan, tan cerca de la montaña. miraba por la ventana con asombro. estaba sola. había gente pero era la gente de agua, la gente de aire, la gente de humo. personas que no sé bien quiénes son y sólo me dejaban una sensación de interacción pero anónima e irrelevante.
por eso me iba. veía a lo lejos la montaña tallada, de oro, formando un templo, inca y budista a la vez. sentía ambición de aventura.

salía de la casa y tenía sentido encontrarte. caminábamos por lugares más específicos ahora: me llevabas a un arroyo donde había una casa. la casa era tuya o de tu familia. el jardín estaba delimitado por hermosas bibliotecas que hacían las veces de cerca y de decoración a la vez. eran bibliotecas caseras, puestas en ángulos raros, forzadas a ser bibliotecas por el hecho de estar repletas de libros, pero eran fundamentalmente tranqueras finas y muy ingeniosas.

el arroyo era bajo tanto que sólo era un ancho cauce de agua que fluía pero apenas mantenía sumergidas algunas de las piedras de su lecho mientras que el resto estaban en la superficie. por ellas se podía caminar. venía bajando por un lomo apenas, y atrás del arroyo, encajonada entre la loma y la montaña verde pura riquísima, estaba la casa.

el objetivo era
a) cocinar
b) ir a ver al templo

la gente pasaba junto a la casa y en vez de cruzar el arroyo subía la loma, la gente que quería visitar el templo. una señora se quedaba anonadada ante las cercas de bibliotecas y también me decía: "wow, nunca había visto un camalote desenrollado como este" señalaba en el arroyo algas y piedras preciosas que en este mundo eran como corales, vegetales.

vos ya estabas del otro lado del arroyo me decías que cruzara pero cuando lo pisaba me hundía, bajo las piedras el lecho estaba blando. a mí no me importaba mojarme las zapatillas pero a vos sí. no querías que me las mojara. me decías que esperara donde estaba. desaparecías atrás de la casa y yo sabía que estabas buscando un par de ojotas para darme y te gritaba que yo sabía que no había ojotas en el fondo de tu casa.

no sé. aparecías riéndote y venías hacia mí. me dabas las manos y el piso no se hundía tanto. yo miraba fascinada lo firme que se había vuelto el chato arroyo y en eso de mirar entre las piedras me daba cuenta de que el agua que corría combinaba demasiado con tus ojos.

vos me decías dale y me cruzabas para preparar un montón de comida, toda fundamentalmente asada, hecha despacio porque estaba preparada con amor.




lunes, mayo 8

estábamos en una ciudad conferencia. las cosas eran raras. de a ratos yo sostenía un bebé que lloraba. le tapaba el cuellito porque el clima era hostil y el viento soplaba fuerte. Intentaba resguardarlo del frío. De cerca el bebé era de alambres y tenía partes móviles como lupas y lentes. el bebé al principio no era mío. pero nadie más parecía querer hacerse cargo de él.

todo era gris. o marrón oscuro. gastado. ingrácil. hostil. casi todo el tiempo nos movíamos por edificios brutalistas gigantes. las columnas de todo el edificio estaban hechas de comandos de git y de unix en general y de golpe algunas cosas eran extremadamente incognoscibles.

el edificio más grande de todos era lo que llamábamos El Repo. En algunos lugares no nos dejaban entrar porque no entendíamos los comandos que componían sus paredes. era como jugar al doom y no tener la llave para ciertas puertas.
todo el tiempo sentía ese miedo que da la ignorancia. de no saber el comando. de no tener la llave para entrar a lugares mejores y dejar de estar así, afuera, con el bebé, el viento y el frío.

de pronto aparecías vos. llegabas y sentía que sabía un poco menos poco, o en realidad un poco más. venías caminando hacia mí y yo con el bebé en brazos te miraba con cara de que eso era todo lo que tenía y no podía hacer nada al respecto. estábamos así parados, un poco alejados del resto del grupo, el bebé que nadie más quería y yo. yo te pedía disculpas con la mirada por tenerlo, por no haberlo dejado donde lo encontramos. pensaba que te ibas a enojar. pero no. venías y nos abrazabas y dejábamos de tener frío. todo se sentía bien. los dos juntos éramos la solución definitiva. el bebé por primera vez paraba de llorar.


sábado, abril 8

fue lo más extraño del mundo

estábamos en baltimore en una conferencia o algo. capaz era la Drupalcon, no sé.

pasaban cosas que iban y volvían. éramos como una pitón que se enrroscaba en sí misma pero bien aceitada.

de pronto había perdido mis llaves y recuperarlas dependía de M. M me decía que no. que no me acompañaba, no me ayudaba. me miraba y me decía: 'tendrías que hablar con menos chicos por wasap, Uli, fijate lo que estás haciendo. a mí no me parece'

yo le discutía y apelaba a N. N no hacía nada. me miraba y me decía: si maxi piensa así debe ser así.

era horrible. yo me sentía helpless. recordaba cómo hace apenas un rato M y yo caminamos por el borde de un parque parecido al patricios y todo era habitual incluso cruzarnos con una macumba.

abajo de la rosa sobre la montaña humilde de tierra había una moneda.

yo sabía que algo terrible iba a pasar. en el corredor de las habitaciones, donde nadie me ayudaba, sentía cosas permanecer.

yo tenía poderes especiales. veía llenar una lluvia de mal y me iba volando. a veces me costaba mantenerme en el aire. sentía cómo mi espíritu se desinflaba y me empezaba a poner mal, triste. entonces pensaba muy fuerte para mí misma. decía: no, tengo que mantener el foco. y así salía propulsada otra vez siempre para arriba porque lo que yo quería era irme lo más lejos de lo lejos, llegar a otro universo galaxia alternativa donde había otra tierra y otro N y otro M y todos eran buenos conmigo.



domingo, febrero 26

También en un momento soñé que hacía frío afuera. Abría las ventanas y dejaba que se enfriara lentamente la casa.
Después aparezco en otro lugar extraño. Las otras dos Ulis no están. Son como galerías de un lugar y hay carteles, posters, no sé. Parece un taller de arte pero también una feria, también una fábrica, también una galería de arte.

No retengo demasiado de lo que pasa. Solamente que necesito comer y también cosas que no identifico. Pero siento la necesidad.

Aparece F, compañero de M. Nunca más vi a F. Nisiquiera lo tengo en facebook. Ahora me parece curioso porque el otro día NB me dijo que sólo sueña con sus compañeros de colegio y yo le dije que a mí eso nunca me pasaba. F cuenta como compañero de colegio. Quizás lo traje sólo para cumplir con un checklist.

F me encuentra y me dice vení vení, y todo el tiempo es corporalmente muy cálido y cómodo. Su piel parece extremadamente suave. Me lleva a su casa de pronto. Me da a entender que va a darme comida. De pronto me dice: Esta es Reyna y esta es Kenya, mis hijas. Yo no entiendo bien nada, me sorprendo de que tenga hijas. F tiene un poco pinta de hombre adulto profesional. Usa camisa y la tiene adentro del pantalón. Su cara es de jóven como cuando estaba en el secundario.

Las nenas se sientan una a cada lado mío y yo me siento rara. No lo felicité cuando me dijo que eran sus hijas. Por eso me angustio, porque pienso que a la gente hay que felicitarla cuando te dicen que tienen hijos pero que no quiero hacer más cosas por compromiso. Para ablandar la situación le digo a Kenya 'HOLA KENYAAA' mientras muevo la mano y todo se diluye.


Ellas tienen platos de plástico de princesa y comen pasta. La mujer de F cruza la escena y se mete en la pieza. Me pregunto si será linda. F es lindo. Bah. Tiene facha, qué sé yo. Me lo puedo imaginar con una novia hermosa y delicada.

F me tira un celular en la mesa. No uno nuevo, uno de esos polifónicos. Está medio descarcazado. Y me dice 'tomá'. Esa es mi comida. Las nenas se asombran pero yo las tranquilizo: es bueno comerse un celular cada tanto. Todos nos reimos de eso.

Yo empiezo a arrancarle partes y a masticarlas y comérmelas. La pantalla es lo más fácil. El celular está bastante crocante y no es difícil sacarle cachos con la mano, quebrarlos, y llevárselos a la boca.
Sin embargo, cuando trago se siente incorrecto. Siento que me va a caer pesado. Además me quedan muchos minicachitos en la boca y me molesta. Me siento un poco mal.

Aparece la mujer de F un segundo y la veo. Es linda pero distinta a como esperaba. Tiene rulitos y es pelirroja y tiene ojos verdes. Pero se nota que es una madre. F se me acerca y me agarra de los hombros. Las nenas se van a dormir. Él me hace masajes. Yo me siento medio rara. No entiendo si me quiere cojer y por qué no le molesta que esté la mujer enfrente.

La mujer se va a dormir. Se mete atrás de una cortina que resulta daba a la pieza de ellos.

Él me hace unos mimos y masajes raros. Me molesta que sea él pero en realidad los masajes y mimos me dan mucho placer en la piel, como cuando tomás mdma, mini escalofríos placenteros.

Me doy cuenta de que la idea es que garchemos los tres juntos. Igual me parece fuerte. Pienso que no me gusta cómo se comunicaron las cosas. Hubiera preferido una birra y charlarlo. Como con todo.

Decido que me voy y F no hace nada para impedirlo y me siento bien.
Pasaban un montón de cosas rarísimas:

En la costa montañosa de mar encajonado teníamos que irnos. La salida es mediante un buque que es tan inmenso que subimos a él desde arriba de la montaña.  El pueblo son tres casas y un muelle y lo vemos todo desde lo alto.

El barco arranca repentinamente y todos me dicen 'mirá Uli, dejaste allá tu mochila' y es cierto. Contra los pastos secos que delimitan la senda que llega a lo alto del acantilado está apoyada. No sé qué hacer porque saltar de nuevo me da pavor y el barco empieza a moverse mucho.

Misteriosamente no tiene parte de adentro o no sabemos cómo bajar. El casco parece ser hueco y está cubierto en una tela amarilla finísima e inmensa que lo embolsa y lo convierte en un castillo inflable pero más blando. Con el viento marítimo y el romper de las olas volamos de un lado a otro rebotando en su superficie. Tenemos un poco de miedo. Intento agarrarme a la tela floja con las manos lo más que puedo. Es tela de paracaídas o de rompevientos de los 80s.

Debería haber dicho antes: éramos tres Ulis. Estaba yo, estaba la Uli que no tenía miedo e iba callada, y estaba mi amiga Uli.

De pronto mi amiga Uli me indica que mire a al horizonte del mar. Entre tanta luz y color celeste crema se ven montañas de agua clara descomunales. Los brillitos del sol en las arrugas de las olas son supremos y es como una gran masa de mar altísima resplandeciente. Con razón no podemos parar de volar por los aires.

Miro adelante y la veo: la Uli que no tenía miedo e iba callada camina a proa sin temor ni inestabilidad. Lo hace parecer fácil. Cuando llega al borde del barco-inflable de tela empiezo a sentir ansiedad. Sin embargo se baja. Se baja como si estuviera sentada en un bordecito alto o una mesa. Sin más. Y la vemos claramente.

Camina sobre el agua que parece estar congelada y brilla. Mira hacia atrás para alentarnos: no pasa nada. Podemos volver a tierra. Agarrás tu mochila y volvemos a tomar el barco. No nos lo dice pero lo sabemos. Está demasiado lejos y hay demasiado viento como para oírla de todos modos.

Vemos las olas inmensas a lo lejos y tenemos miedo por ella. El barco es lo suficientemente alto como para mantenernos secas cuando lleguen a la costa pero ella camina sobre el mismísimo borde del agua. Nos quedamos así flotando y pensando en eso.




domingo, enero 29

estábamos en el sur pero de Chile
mi prima se había hecho una casita junto al mar.
la casita primero era de piedra como todo.

llegábamos desde un valle con río azul brillante encajonado. el pasto se iba disipando hacia la roca de la costa.

la casa de mi prima era de dos pisos cuando entrabas. nos sentábamos a charlar y en su pared colgaba un cajón tipográfico decorativo repleto de minifacturas. había facturas que no conocía. por ejemplo: unas minitartitas de puré de batata con malvaviscos. yo preguntaba si se podían comer y me decían  "claro, a la noche se reponen solas." estaba en el cielo.

salíamos y el mar era lindo y suave, como jabonoso. nos patinaba muchísimo pero con ternura y jamás nos picaba un golpe de ola.

de pronto subimos al segundo piso de la casa por las vista y el mar estaba cada vez más cerca. empezaba a romper al pie de la casa de mi prima.

la marea subía de golpe en golpe. las paredes de la casa se iban haciendo lentamente cada vez más ventana. mi prima me explica que no había chances de que entrara agua: su casa era así como lo estábamos viviendo.

de alguna manera nosotros dentro de la casa también saltábamos. habíamos entrado en la búsqueda de un estado de balance.

fuera se veía todo azul y marino. nos quedábamos sentados mirando mate emocionados.
el cielo y el mar no se distinguían. las cosas que nadaban eran: caracteres, asteriscos, copos de nieve, emoticones de colores lindos. estrellitas. pececitos.

nos quedábamos sentados de las manos y comíamos minifacturas. sentíamos como un privilegio. entonces algunas tenían decoraciones de oro y piedras preciosas por todos lados.

'una joyita'

jueves, noviembre 3

soñé como que panchita era sysadmin
había un montón de caños de fibra óptica que llegaban a ella y se metían en su computadora negra como su pelito negro
la pantalla brillaba, titilaba el cursor
ella se frotaba la carita con el trackpad
de pronto
un incidente

viernes, octubre 14

soñé
que con N recorríamos lo más hermosos lagos patagónicos.
llegábamos a puntos elevadísimos de visión y espíritu y yo mágicamente lo conseguía:
más allá de en todo eso,
no pensaba en nada!

solamente
los lagos verdes azulados
el pasto vivo y la tierra humedecida por la neblina, casi negra
la luz del cielo
todo era tan azul y luminoso
que combinaba con N
y con la sensación imperante
pura absoluta atmosférica
de paz

lunes, noviembre 30

soñé muchas cosas

P me pegaba cachetadas
me desperté mal al lado suyo
no lo hacía de malo
estaba confundido


mástarde, después de que él se fuera al trabajo
estábamos en mardelplata o pinamar o gesell
de todos modos no era como nada y era como todo
se sentía el olor de la playa y el sol teñía nuestras pieles
color caribeño

de pronto, con P, de la manito, entramos a un local inmenso parecido al sanber pero sin joda
donde todos comen
está panchita
está mi ex
lo saludo a su amigo primero que a nadie y lo atropello
lo saludo primero porque me cae muy bien Diego


lo saludo
 y me excuso
y saludo a todos
y me siento
tan tan mal
por mi novio
y mi ex
que me despierto