lunes, agosto 10

pancho (o carta a vos y a tres días de la semana pasada por nena de 12)

Leí el último librito de Marina Mariasch.
Me gustó mucho y no me gustó mucho, también. Más que nada porque parece que es débil, frágil, inestable. Parece mi tía la loca, de a ratos. Eso es lo que no me gustó. Sí me gustaron unas historias que cuenta en las que pareciera que toda ella fuera siniestra, un juego siniestro con cuchillos filosos y así y todo armonioso, lleno de ternura.


También estuve pensando un par de cosas, pasa que me duran poco; y por eso no me gusta el libro de Marina, porque a veces es como yo, y me molesto muchísimo, no podría, no me saco, nada bueno, de esas cosas como ella, o no le saco de esas cosas como yo, lo mismo lo mismo lo mismo.
Suspicious minds. Me hizo pensar en toras cosas toras toras.
Pero esos poemas para la nena, ay, algunos saben ser divinos, y la historia en chile y una parte en la que cuenta que pelaban papas mientras todos estaban en el cine. Eso me encantó. Porque pelar papas puede ser algo muy lindo, y porque uno no pela papas con cualquiera, o sí, pero deja de ser cualquiera cuando pelamos papas.
Él nunca pela papas conmigo, pero yo pelaba papas, y si habré pelado, sí, papas con ella. Una pena, una pena todas esas papas todas tan saladas todas sin mayonesa, ese es era el problema. Que éramos una pena, o lo que se dice, una lástima.
Como cada vez que me doy cuenta de que no te gusto como vos sí me gustás, una lástima, sería una lástima, te digo, hacerte los mimitos que podría hacerte, como darle vitel toné a un perrito, y digo, vos fuiste el primero en decir que te sentías un perro. Yo te quiero, eh, y no me pienso nada, no es que seas un perrito, sos algo lindo, tonti, algo re lindo. Y yo... yo a veces siento que no llego. Pero bah, es lo mismo de siempre, por eso me canso, porque si fueras vos, pero no, soy yo. No sos vos soy yo, que estoy loca como una baifa, como diría mi madre, cosas como la muerte con pelos.

Un día hice un dibujo de la muerte con pelos y era para un chico con el que me reía mucho y le dí el dibujo, me gustaba dibujarle porque era dibujante y también porque era medio pancho entonces no hablábamos de todas las cosas; ojo, el pibe era copado, bueno conmigo, pero un pancho un pancho. Qué pena, eh, che, una lástima también, el flaco no sé qué hacía conmigo pero hay un pibe que vive entre el polvo brillante y entiende todos mis dibujos, no como estos panchos.
Y ojo, vos no sos ningún pancho, por eso te quiero. Pero a vos mis dibujos no te importan un pito, ¿y sabés qué? por eso te quiero y no te hago mimitos.

Fui al cine a ver la última de Johnny Depp, me colé media pepa antes y me comí alto flash melancotriste, terminé llorando por toda mi vida, masomenos, y vos ahí, sin poder entenderme, siempre diciéndome que es como hablar con una nena de 12. Igual lapasé joya. Pero bien que te gustan las pendejas de 12 esas que andan en uniformecito, y que no se malentienda, a mí la pedofilia no me va, ¡pero cómo están las pibas de hoy en día!

No hay comentarios:

Publicar un comentario