Tu nombre me hace acordar a todos los nombres de todos los chicos de mi colegio. Y a muchas tardes tibias desnuda en bombacha con vos durmiendo solito porque te separé de mí y me tuve que sentar.
Cogíamos en tu ventana. No junto a ella, en ella. Y era de noche y yo miraba todo lo descampado del barrio alrrededor. El hueco entre edificios que hacía el jardín de infantes de al lado y las casas bajas y las copas desbordantes como espuma de fernet con coca y hielo de los árboles de la placita de la otra cuadra, llenos de flores las primeras veces o verde intenso como el vestidito que usaba porque ya era verano.
Capaz había algo de hueco y de jardín de infantes en todo el asunto y luego de flores que se cayeron, de asfixia. De verde. Sobretodo. Porque estaba yo con ese vestido que te encantaba que me marcaba todos los huesos de lo flaca que estaba y no tenía breteles. Ese vestido era como andar desnuda con una baba de tul o un tul de baba entre las piernas que bailaba y se replegaba en sí mismo y era el más introvertido y vergonzoso de mis ritmos, el de las ojotas y el vestidito verde porque era verano. En cambio este verano va a ser fatal, nos vamos a derretir como plastilina en la estufa, vamos a ser aceite y mugre de manos y una pasta babosa y colorante, mucho colorante artificial nada de manantial. Cada vez los autos vienen más brillantes; van a arder las visiones del sol reflejadas en sus capós, vamos a tener muchos espejismos.
Pero esas noches de verano pegajosas no sabíamos, no sabíamos que el sexo es mejor antes de tenerlo que después; pero después se puede dormir mejor.
me hago pis
me llenaste de leche
tengo sueño
salí a mi calle me prendí un cigarrillo y arranqué y capaz será que estaba tan encerrada, tan enfrascada la noche que el humo no iba a ninguna parte y quedaba como una guía de mi camino inquieto subeybaja gris por cuadras y cuadras y era cuestión de que cualquier perseguidor lo encontrara para que pudiera dar conmigo, pensé en fumar y fumar y fumar y dar todas las vueltas del mundo por el barrio y atar con nudos el recorrido del humo aunque llegué a Córdoba y corría suavecito un vientito y no me tuve que preocupar más por nada.
Me gusta y lo sabes, solo que hoy sentí las ganas de firmar
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