Sueño de anoche pt. I y II

Unos zombies, unos cuchillos, unos golpes.

Unos cortes con sangre. Yo no sé cómo empezaba todo, pero estábamos jugados.

El espacio en el que nos manejábamos eran casas, bases militares, ciudades, despertarme transpirada y con la imagen congelada de un zombie lleno de cortes, sangra como una persona, yo y mi cuchillo de cocinera porque balas ya no había pero cada vez quedaban menos zombies.

Un sueño dificil de retener, es como el relato de un millón de días de lucha y momentos tétricos.

Había: un río, una caída de agua, un salto, acantilados y niebla.

Había: un bosque espeso con cuevas a los lados y algunos refugios abandonados. Un edificio antiguo plantado casi en las afueras como un colegio o la casa de Tucumán, fue nuestro spot pero después se puso difícil.
Había: una ciudad entera donde salir a cruzar la calle era imposible, pero en el local de enfrente encontrábamos municiones.

A una cuadra la estación de servicio de la esquina tenía

todo el playón lleno de zombies muertos todos apilados.

Bajé a un zombie a trompadas, después una compañera le rompía

un cuenco de porcelana en la cabeza y yo agarraba un cuchillo

le cortaba el cuello no sabía de qué lado era
yo era mucho menos ruda que ellos

y entonces

tres tajos de cada lado intentando acertar a la yugular

no sabés la fuerza que hace falta para penetrar la carne del zombie con un cuchillo

parecía un tiburón con sus branquias sangrantes entonces

lo doblaba, lo metía en una bolsa, cuidado quizás despierte nunca se sabe con estos malditos,

lo tiraba por el acantilado y lo veíamos

la bolsa viajaba por la corriente y se quedaba trabada en unas piedras

si frankestein se despierta ahí va a estar muy enojado!

Casi mato a un perro a cuchillazos de la sacadez mental, pero me di cuenta de que era un pobre perro y sentí durante un instante una culpa inmensa.

El tema en la ciudad era cruzar la calle desde nuestro refugio tapiado a un local de enfrente donde había municiones,

- ¿vos tenés 38? me decía una compañera. Allá hay 38. Yo necesito 38.

- No cómo me fijo qué calibre tengo...

Saco mis automáticas y ella checkea, yo checkeo y me mira con cara yo presiento que piensa cómo puede ser que seas tan blanda, cómo puede ser que no sepas matar a un zombie a golpes. Cómo puede ser que sigas viva si los monstruos te dan tanto, tanto miedo.

Salimos queremos municiones, nos agarraban zombies corredores poseídos por el medio de la avenida
corpulentos y cebados
nos levantan y nos llevan, nos estrellarán contra lo que puedan pero la avenida

se mete en la playa termina en el océano

corrieron con nosotras hasta llegar al mar

y en el mar frenaron, los matamos ahorcándolos y ahogándolos y le piel del zombie se ablanda con el agua fría, se desarma un poco como un cartón pero más gomoso.
Mi compañera me dice

- Extraño pasear con mi mamá.

Mientras aparecían imágenes del bosque, una figura paseando a otra en silla de ruedas, un fondo de hojas, luces, parece un collage que hice con photoshop... una señora flaca, lacia y pelirroja y ella comentando, me cuenta cosas con imágenes, sin decir palabras...

Yo sé que su realidad preapocalíptica era bastante tétrica de todos modos,

antes de los zombies... los refugios, la casas desarmándose en el bosque

de maderas llenas de musgo por la niebla de los acantilados y el ruido

de la caída de agua de fondo puede acallar los gemidos de los zombies,
hasta los que más hambre tienen

los zombies son como águilas o buitres

pero de alguna manera sentíamos que ahora estaba todo bajo control

"vos también", me dice, "los extrañás, pero eso se terminó"

me quedo tirada en la orilla del mar llena de agua espero

algo reconfortante en su sensación intento abrazar la espuma que trae como un cuerpo que no está muerto, que no quiso matarme, que no es un peligro, como darle un abrazo al mar
que contiene en su acto una verdad universal.

Despertarse y pensar en el zombie con las agallas- decir bueno ya fue
soñemos cosas mejores.

En una pileta llena de agua nadamos

once, quince, diez y nueve, veinte largos... cada largo lo anoto con un crayón en la punta de la pileta, cada vez que llego a la punta saco el crayón es un instante, anoto otro largo mientras giro, encaro para el otro lado, me impulso y salgo de nuevo.

Un gato en el borde de la pileta parece querer entrar

y es que hacia un lado es tan bajita que ese gatito tan lindo podría hacer pie

yo lo meto al agua y nada un poco pero no quiero que se quede sin aire

abajo de agua lo veo moverse y maullar

dice miau miau qué lindo gatito que sos te saco del agua mejor.

Los zombies no van a caer a la pileta pero yo hago largos y sé

que estoy evadiendo la realidad mi profesor está

muy enojado porque mató zombies conmigo y algo malo le hice,

los traje a todos a la pileta puede ser eso, están todos un poco molestos

Ayudo a juntar unas tarjetas que tenía se las mostraba a otro eran tarjetas suyas de presentación de cosas y era chino como Takehiro Ohno que cocina en el Gourmet.

La pileta tiene plataformas, muchas partes, es un sueño que ya tuve en realidad

estoy en el buddin gym y está Arturo en algún lado, es como una leyenda, Arturo Budding

me dice: ¿cuándo vas a hacer sola el flik-flak?

Me mira con ojos que dicen: todo lo que nadaste, dale, ahora te sale el flik flak

y yo salgo de la pileta por la plataforma y es como esas competencias cuando era chica

ganaba siempre el segundo premio y salía del agua helada con el cuerpo tan caliente

y las piernas contraídas, duras como piedras, toda cebada y ahora mismo me hago

un rondó fli mortal fli mortal porque estoy entrenando todo el día

estamos todos tristes, super agotados pero cebados de entrenar porque sabemos

que el universo de los zombies fue algo que nos pasó a todos

y flotan como posibilidad constante en un universo externo que contiene

al mundo psíquico todo poderoso y multiposible en el que estamos.