sábado, enero 5

permaneciendo en un sueño con gente y con pedro que se aleja


Anoche tuve algunas pesadillas, todo es confuso ahora pero no puedo decir tampoco que la pasé mal, entre los distintos estadíos primero me faltaba tener un trabajo en la facu y consistía en construir un personaje. Yo no podía imaginar nada sin un referente visual, entonces abría mi cuaderno de dibujos y buscaba monstruitos, así era más fácil, darse cuenta a cada uno qué le gusta comer, qué le gusta vestir, cuáles son sus traumas de la infancia y si cree o no cree en el amor. El problema es que había que llevar construidos cuatro cinco personajes, yo estaba en bolas con el tp, un rato incomodada en el salón permanecía, nunca entendiendo del todo cómo era lo que pedían. Al final decidía irme, pasando por el pasillo que daba al salón sucedían cosas extrañas: algunos compañeros tampoco entendían nada y me proponían ir a casa, hacer el trabajo, y después volvíamos, de todos modos la viabilidad de ese plan era dudosa. No sé cómo me abrazaba en un lado con un compañero del colegio que no veo hace años y entonces nos dábamos un beso: ese momento era como una revelación en el sueño. Después me iba a casa.
Llegaba a casa y boludeaba, perdía el tiempo: mi casa no era ningún lugar ni nigún espacio, era un nivel de consciencia y un color anaranjado o ambar y nada más. Sabía que estábamos en mi casa y había conversaciones pero no existía la sensación de vivencia. Mamá me prestaba la camioneta de la mamá de Pedro, que era su camioneta, Pedro aparecía por ahí y teníamos que ir al colegio. Yo arrancaba la Ford Transit pintada de escolar y manejaba como campeona, lo que más vivo me acuerdo: pisar el embrague para pasar los cambios, tener el freno al fondo mantenido, entrar sin querer en una subida de una vereda y pensar: justo lo que nunca hice, poner reversa. Igual todo se solucionaba.
Llegábamos a la zona circundante al colegio, quedaba algo así como por un puerto madero extraño. Pasando microcentro subíamos por una especie de autopista que nos dejaba en una zona de montañas y arribas y abajos y pastos y lagos y hielos. Yo acercaba la camioneta al colegio lo más que podía pero era obvio que no iba a poder llevarla hasta allá, entonces unas cuadras antes en una especie de lugar indescriptible donde el terreno tenía variados niveles y había pastos, libélulas, cuevas, calle de tierra, ahí iba frenando la camioneta. Pedro me dice: mirá! tu amigo! y lo veo a Denis que estaba sentado en una piedra mirando el paisaje descendente fumando un porro feliz con cara de andar en skate entre las subidas. Apenas puedo darle bola porque intento estacionar la camioneta, pero hablamos con él que está ahí sentado mientras lo hago como si no existiera adentro y afuera ni distancia. Dejo la camioneta y desaparecemos porque no tenemos tiempo y yo digo: qué lindo que andes por acá! chau Denis!
Sin embargo lo siguiente que sucede no es que estamos en el colegio, por algún motivo estamos llegando a casa a pie, dimos vueltas por el centro y algunas cosas se representan muy luminosas, tanto no puedo ver. Sé que estoy en la zona alta y apartada donde dejé la camioneta pero a su vez, caminé en falso, algo hice, parezco estar en una plaza grande entre las avenidas corrientes y córdoba, se abren edificios, estaciones de subte y gran tránsito en todas las direcciones y por las esquinas del parque las calles bajan abruptas como si ese cuadrado de parque fuera la punta de una pirámide.
Me preocupa no conocer la zona, en esta parte estoy sola aunque tengo la sensación de ser acompañada implícitamente por Pedro de a momentos y tengo un diálogo con él aunque mayormente es conmigo el intercambio de palabras. Todo sobre la desconocida área en la que estoy parada, un poco sorprendida porque soy buena porteña y conocedora de los barrios, zonas y edificios de mi ciudad. Camino un poco siguiendo mi intuición, me meto al subte C y dice: estación escolástica de comercio, siguiente parada: retiro. Me extraño porque nunca había sentido esa estación y entonces subo, hago cuadras que no recuerdo, y estoy de nuevo en la zona de la camioneta.
En una especie de grieta entre desniveles del piso, rellena con pastos altos y tierra seca veo una silueta parecida a mi tía, tirada boca abajo, sin embargo no puedo involucrarme con ese hecho y desaparezco.
Estoy en casa, como vuelta del colegio, de nuevo no existe el espacio como tal ni una visión ni una realidad vivencial. Mi mamá me habla:
- cómo que volviste caminando? dejaste la camioneta allá?
- sí, flashé mal, es la costumbre, siempre vuelvo caminando. me olvidé que había ido en camioneta. Igual ahora tengo que ir a llevar un trabajo y la traigo.
Un compañero mío que no existe ni está, sin embargo, acota:
- son las once de la mañana ya, te parece que volvamos? no vamos a llegar a la clase ni a nada.
- y nisiquiera terminamos los personajes - agrego.

Estoy caminando cercana a la zona de la camioneta y hay grandes edificios que se rigen y se parecen al planetario o a a biblioteca nacional. Son como cápsulas con patas y ventanas al rededor. Algunos tienen escaleras fuera, entre ellos hay pasto verde radiante cortito re cuidado.

Estoy adentro de un edificio de estos en un McDonals sentada en una mesa con Pedro. Pedro tiene una musculosa blanca que no existe re fachera con una estampa circular: es un juego tipográfico de letras medio ochentosas, la mitad de arriba es amarilla y abajo tiene naranja y también magenta y violeta, algunas palabras están subrayadas. Pido un café y el tipo que atiende no sabe cómo hablarme, comprendemos al instante que habla un poco de inglés y ruso y que es nuevo. Es un chabón grande, de unos treinta y pico, todo trabado, con rasgos duros, piel muy blanca y pelo cortito. A pesar de no poder comunicarse bien me toma efectivamente el pedido y me dice que puede tomar un tiempito. Estamos sentados en la mesa, mirando hacia afuera por al ventana, Pedro me mira y me dice que se va, a dónde? no sé, a dar una vuelta, a comprar algo. Desaparece. Lo veo irse por la ventana rodeando la base del edificio. No entiendo por qué me deja acá sentada con el café recién pedido.

Desacato la espera y bajo a buscarlo, empiezo a rodear la base del edificio y hay escaleras y gente sentada y me cuesta caminar, con un gran esfuerzo apenas avanzo lentamente y siento cómo Pedro se me escurre entre los dedos. Empiezo a desesperarme y a escribirle mensajes pero siempre es algo parecido: el teclado anda mal, pone lo que quiere, el modo se cambia solo, se saca el predictivo, se pone para escribir números, o símbolos, o se cambia el idioma. Es casi imposible escribirle: a dónde te vas? vení dale no seas malo, hablemos.
Me siento en una escalinata desesperanzada y viene un chico vestido de Mc a sentarse a mi lado. Por algún motivo tengo una Cannon 400d en las manos y fotografío unas galletitas con forma del logo de batman que están en el piso tiradas entre pastitos que crecieron en las uniones de las escaleras. Agarra la cámara y empieza a sacar fotos. Después las mira. Me pongo nerviosa y le digo: e e e bancá un toque amigo no me revises toda la tarjeta de memoria. La cámara se convierte en mi celular. El pibe me devuelve mi celular cámara reflex y me dice: bueno, pero dame tu número de teléfono. Le contesto: na, nienpedo, si la vida nos cruza no necesitamos números para comunicarnos. Acepta lo que le digo, me dice: bueno, el sandwich era tostado?. Lo primero que pienso es que no pedí ningún sandwich, solamente un café, baja el ruso del edificio donde está el mc y me dice: el café lo vas a tomar caliente? porque puede que en este tiempo se haya enfriado, te lo puedo mantener. yo pienso que ya no quiero el café, pienso que no pagué todavía mi pedido y le digo: se, se, tenelo ahí ya voy. aunque realmente sé que no voy a pasar a buscarlo. Sin embargo el pibe mc a mi lado rellena un pan tostado con queso y aceitunas verdes gigantes y otras cosas color verdecito claro apoyado en la escalera. Yo le digo: mmm no, no era tostado. Me paro y empiezo a caminar pensando en Pedro.

Caminar es lo peor, no avanzo nada, calculo que si Pedro realmente hubiera ido a dar una vuelta o a comprar algo como dijo tendría que ya haber vuelto. Entonces pienso: este es el momento. Le quiero escribir que voy a arrancar para mi casa, que qué va a hacer él, pero es imposible. Entro a caminar por calles del centro pensando en alcanzarlo pero no avanzo nada. Por eso es necesario caminar en cuatro patas, o agarrándome de los postes y mobiliarios urbanos para poder avanzar. Termino caminando agachada impulsándome de los bordes de los cordones que están hechos de colchón. Entonces después de caminar unas cuadras me despierto.

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