domingo, noviembre 9

Soñé con AB de nuevo, tenían un cumpleaños.
Primero era el cumpleaños de mi hermano. Yo hacía un tejido de bizcochuelo finito como mi mano, una  alfombra de baño tejida y esponjosa. Usaba un punto de crochet y la trama del bizcochuelo quedaba impresionante. Ese iba en el medio, o arriba.
Empezaba a preparar las cremas: nutella mezclada con chantilli. Batía con cuidado en recipientes el cremoso elixir que luego comeríamos. La crema se tornaba color chocolatada y expelía olor a nuez, a rico.
Preparaba la más increíble torta del mundo, era sorprendente. La decoraba con sprinkles de colores, no sin antes una prolija y enloquecedora pasada de manga. Era una torta fractal llena de detalles, algo realmente increíble.
Mi hermano no llegaba más, nosotras impacientábamos. Un llamado de hospital devela la verdad. Mi mamá está algo enojada y no me quiere contar, después me dice: estaba tan tripero que lo tienen en observación. Parece que andaba como un loco tripeando la ciudad, molestando a la gente, a los trenes, a las maldades...

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