1- El exámen oral:
Estábamos estudiando filosfía antes del final, en la habitacion de al lado a donde estaban tomando. Cada vez que la profesora entraba por una puerta que comunicaba sonaba una música muy movida y desprolija.
Cuando me tiene que tomar a mí, que sabía mucho pero no había leído UNA PÁGINA del apunte, me toma sobre esa página y sin darme tiempo a responder me dice que me vaya a mi casa que me fui a final. Le discuto y le digo que me tome otras cosas y no accede.
Me voy a un patiecito cerrado, o hall, al que daban tanto la habitaciçon donde estábamos antes como la habitación donde la profesora tomaba. Es la casa de Salta entre Pedro Echague y 15 de noviembre que compraron mis viejos por el '95. Salta uno nueve cinco cuatro. Donde estudiábamos eran las camas, había algunas cosas cambiadas, de todos modos. A Emilio le tenían que tomar escrito.
El hecho es que enfurecida hacia la profesora salgo de la habitación y me pongo a gritar y se me llenan los ojos de lágrimas y nadie me pregunta qué me pasa o cómo me fue.
2- The beauty contest
Antes o después, no sé, creo que antes en el sueño pero con sensación de posteridad en la historia, o incluso como alto independiente que sucedía simultáneamente; yo estaba yendo maquillándome a un concurso e belleza y no lo podía creer... yo entrando a un concurso de belleza. Me ponía el rubor y todo eso mientras temíamos llegar tarde. Entonces Jonathan se baja del colectivo en el que estábamos yendo para ver uans disqueteras viejas y las agarra y sube, y vuelve a bajarse para seguir viendo chatarra de computadoras en brevísimo y yo le digo que no va a volver a terner la suerte de subirse al colectivo, que se le va a ir. No le importaba que yo llegara tarde, o no parecía demostrarlo. En el colectivo Macarena me contó que no era linda la cama nueva que él había comprado.
4- Examen oral
Tiradas en la cama comíamos chocolates que alguien había ordenado enfermamaente por tipo, color, e ingredientes. Rosario elegía uno y lo dejaba en otro lado intentando seguir el órden, o comía uno y rellenaba el hueco que había dejado con el criterio con el que habían sido ordenados, pero a mi parecer no lo lograba y entonces yo recomodaba sus chocolates, que eran todos de/con banana.
5- El viaje
Creo que en medio de mi enojo y por algo sucedido intrascendente como cosa puntual (porque nunca llegué a saberlo) pero importante para nosotros en el momento, nos habíamos ido. Me encuentro caminando con anteojos de sol medio graciosos y redonditos de película vieja y marcdamente estadounidenses con un estilo raro, y encima mis anteojos de leer, en medias, con Brandy. Llevo un almohadón de leopardo que es muy lindo de abrazar y que en la vida real me lo regaló Jonathan y una almohada de mi colección, mi preferida. era lo que había podido o había decidido rescatar. Veníamos caminando hace rato. Caminamos por veredas semirotas de un pueblo de zona desértica. Hacía calor. Sabemos que es Colombia o México. Las calles están llenas de tierra fina y clara que vuela. Los edificios tienen colores terracotas envejecidos. Brandy parece conocer la zona o al menos haber viajado de manera similar, por lo que se demostraba con más certezas. Le pido que lleve algo! com si estuviera cansada cuando en realidad yo solita había decidido traer esas cosas. Entonces le doy la almohada, mi almohada y la dobla y la lleva y me quedo con almohadín y voy abrazándolo por todos lados y le digo, se lo digo, 'este es almohadín'. Muero de verguenza instantaneamente pero cambia el foco de la atención cuando descubro que estamos por pasar por una parte donde la vereda está rota y hay pastos y yuyos pinchudos y le digo que se fije! que piense en mí! que estoy en medias. 'Y yo?' me dice riéndose. Él tenía una sola media puesta, también estaba descalzo.
Bajamos a la calle y agarramos un camino en subida donde un tipo nos ofrece jugar a un juego raro por 2000 piezas de una moneda local. Me resulta turbio pero Brandy accece y cuando llegamos arriba hay una casa donde el tipo saca unos dados y Brandy me ofrece tiorar uno, pero no acepto. Entonces se hace un reparto raro de dados y fichas, era como un juego de apuestas japonés. Todo era una mezcla de japón en la época de Samurai Champloo y latinoamérica post apocalíptica. El señor llevaba un bulto en la espalda. Cuando desenrrosca la tela salen de ahí su hijo y un montón de chucherías. Un bebé con aspecto insalubre que es quien va a jugar contra Brandy. Cuado el bebé está por agarrar las fichas se saca un puñal de la espalda y trata de atacarlo y entonces empieza una pequeña pelea contra ellos pero escapamos satisfactoriamente dejando viva a la mujer, y le digo que la tendríamos que haber matado porque ella va a vengarse porque matamos a su marido y a su hijo.
6- Las cloacas
Entonces estamos en una serie de tuberías a las que accedimos por una ventana de la casa donde matamos al embaucador killer y a su niño. Estamos encima de un tubo que baja y dobla sin llegar a sumergirse. Hay algo abajo. Como una cosa de contextura grande con tubos y cosas pero en ese momento todo se me hace historia repetida y en realdiad soy yo con un traje de goma de colores todo largo nadando mientras la señora gorda buscaba venganza y un lugar donde ir al baño, como excusa. Finalmente la distriago y me persigue hasta meterla en un baño, antes de que acogote a un compañero nuevo que aparece en esta etapa que es un chico muy lindo que no conozco: rubio rapado con el maxilar muy marcado, pero en el sueño no me gusta. Entonces en el baño yo sé que si la matamos va a ser de una forma horrible, enfurecida como un zombie de Exterminio, le ponemos un clavo en al coronilla y corre un chorro de sangre roja roja líquida como la baba por la comisura de su boca y queda inmóvil, no fue tan feo.
Caminamos por caños medio nadando y esa sensación me encanta. Entre los tubos y el agua hay habitaciones que parecieran haber pertenecido a un complejo de casas o apartamentos. Formaciones vegetales características del medio acuático en todos lados.
7- Los apartamentos
Brandy deja de ser un personaje del sueño en la medida en la que se empiezan a desarrollar los eventos en esta zona, y si bien pierde su imágen y su personalidad y en realidad realmente él como él no está, el sentimiento para con un nuevo personaje es similar, como de relación análoga. El chico rubio se queda. Hay una especie de general o tipomilitar con bigotes muy duro que la tiene clarísima, una mujer, mi abuela Nelly(que en reaoldad es la esposa de mi abuelo), unos pibes morochos, uno bastante lindo, muy latino, y un par de nenas.
Vivimos un tiempo en casas con pasillos y agua que chorrea por todos lados. Cada tanto vienen unos seres medio tontos e inofensivos, son zombies, me informan, pero nos conocen y no nos atacan.
Damos por sentado que salen a cazar a 'la superficie' y por eso no nos reconocen como presas.
Estamos todos sentados en una mesa de comedor puesta en un entreambiente o patiecito y allí juegan todos a las cartas, leen revistas, y cosas así; cuando se corta el dedo el latino sexy y empieza a sangrarle, entonces le pide una curita al militar, que en este momento es un negro trabajo vestido de soldado yanki, pero el tipo le dice que no tiene, que se le mojaron todas y el pibe se levanta para irse por ahí a buscar algo para su dedo. Vemos que caen muchos zombis dando vueltas, yo supuse que habían olido la sangre, y debía de ser cierto, pero estaban tranquilos. Del pasillo largo por donde venían nos separaban unas puertas giratorias tipo Saloon-Bar western, pero antes de que lleguen allí y empiecen a alborotarse el militar, que era un tipo caucásico, grandote de unos 40 años y con bigote de nuevo, los había frenado no sé bien cómo. Una pequeña de unos dos años de edad se acerca a nosotros y ahí yo pienso que no luce como una infectada, y se lo comento, siguen con sus revistas y cartas. Igualmente brevísimos minutos después la nena le muerde una muñeca al militar y empiezan a llover zombies.
8- El ataque de la orda
El semiambiente donde estábamos daba a un baño a mi izquierda, dos habitaciones detrás mio, adelante mio el pasillo y a la derecha del pasillo otra habitación más.
El militar corre por el pasillo en sentido contrario a los infectados y se mete en la primer habitación que da al pasillo, de acá para allá a la izquierda. Cierro la puerta del pasillo antes de que lleguen a entrar a donde estamos. El Militar me grita que lo deje pasar y yo le digo: estás infectado, estás infectado. Mientras lloro. Yo sola mantenía la puerta. Uno de los chicos, me ayuda.
Reordeno a la gente que se meta toda en la habitación esa, la de atrás nuestro pero la más lejos del baño. Miro y en la habitación contigua al pasillo que da a este lugar donde estamos hay dos zombies (uno es el chico rubio) y las nenas, les digo alas nenas que vengan tratando de no llamar la atención, porque ellos estaban medio colgados mordiéndose entre sí y comiéndose restos de un tipo que estaba muerto en ese cuarto hace mucho, y me miran, vienen y me dicen 'hacemos como todos' y muerden a un zombie.
Les grito que no y cierro la puerta. Del otro lado del vidrio de esta puerta, corren las cortinitas blancas decoratorias y preguntan:
- no qué?
- están infectadas, chicas
- y vamos a poder tener nombres de terror?
Bailan y comen cachos de brazos, tienen sangre y carne entre los dientes. Están contentas.
Dejo a las chicas encerradas y todos a salvo en la habitación indicada soltamos la puerta y corro hasta allá y pongo la traba.
Todos seguros, algunos infectados, vamos a poder vivir en esa parte de la casa y quizás salir cuando la orda se tranquilice.
No tenemos que lastimarnos, la sangre los despierta.
Me despierto.
¿quién es Jonathan? ¿hace cuánto conozco a Brandy? ¿por qué a Macarena no le gustó la cama?
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