domingo, julio 19


Las situaciones estaban unidas por haces de luz instantánea. Fibras mútiples nos llevaban a todos lados y que generaban todas las explicaciones necesarias del momento. Por eso los cortes, a veces.

Gabriel: Gabriel tiene un hijo, pero no es un hijo real. Es un bebé robot, es fake. Y yo lo ayudo y lo mimo y me gustan mucho los niños, mientras cenamos o vemos películas o reunión de amigos por la noche con picada y etc. De a ratos es como si viviéramos todos juntos, pero el hecho es que sólo me importa Gabriel.
El bebé de Gabriel está empezando a caminar y es una beba preciosa y todo el tiempo olvidamos que es una bebarobot y todo lo que concierne a ese tema. No puedo para de tenerla en brazos y tanto él como yo le damos bastante bola. La novia de Gabriel aparece fugazmente a quejarse y Gabriel y no es Gabriel y ella le dice que la beba se acostumbro a estar más con él que con ella. Luego Gabriel es Gabriel y no hay novia y nos tiramos en la inferior de unas camas marineras y nos miramos y nos miramos hasta besarnos muy precavidamente.

Jonathan: Jonathan está dando vueltas por ahí y se da cuenta de que estoy a los besos con Gabriel. Y cuando él está dentro de nuestro campo visual simplemente no lo hacemos, por una cuestión de respeto.

Beba: Hay que cambiar a la beba, y después le voy a dar de comer. Pero que le cambie él. 'Gabrieeel, cambiá a tu hija, dale' y él procede.

Gabriel: No podemos parar de besarnos y estoy llena de una fiebre de contacto físico y le digo siempre nos gustamos y que esto iba a pasar en algún momento.
Gabriel es el chico que le gustaba antes a Daniela, una amiga.

Jueguito: Esto es un juego de estrategia mezclado con fps de a ratos y primera persona. Estamos conquistando una zona norte de argentina llegando a Brazil y mato bichos random para que el team suba de nivel. El hecho es que aburrida de matar estos bichos decido ir más adelante a la zona Brazilera donde hay unso pájaros más interesantes y bichos acuáticos como serpientes gigantes, gordas, suaves al tacto, sin escamas y no tan largas. Antes matábamos pájaros dodos tontos. Mando una nave amarilla y redonda y llega, bajan todos y empiezan a matar bichos. Los brazileros nos desubren al tiempo y se enojan con nosotros, por lo que nos mandan a todas sus unidades y comienza una lucha bastante despareja de la cual salen con vida solamente dos soldados mios que se meten dentro de la nave que estaba bajo el agua y arrancan a bajar por un río.

Los soldados: Una chica y un chico muy lindos, que hacen perfecta pareja. Dentro de la nave ponen piloto automático y rezan por sus vidas abrazados. Están enamoradísimos. Temen que los brazileros detecten la trayectoria que están siguiendo y les pongan un misil directo a la muerte. Pero él le dice que está contento de tenerla en sus brazos y entonces hablan en inglés. Si se van a morir quiere morir poseyéndola. Pero eso nunca sucecde.

El río: Ella sigue en sus brazos pero no hay nave, sino él haciendo la plancha de manera implecable y llevandola a ella en posición fetal sobre él. Un salto del río, lo pasan, dos saltos, tres saltos. Es una zona de cataratas y ella antes de una cascada más encuentra un inflable de una tela medio símil terciopelo que los puede ayudar. Bajan unas cascada y donde esta termina está la tijera del lapicero de mamá, negra con undetalle en rojo, grandota, es la más afilada de toda la casa. Entonces cuando pasan cerca de ella se rompe el inflable y es que se pinchó. Yo, que soy el tipo ahora, le digo que agarre la tijera, porque era LA tijera, pero ella no me hace caso. Llegamos por el río y selva hasta un pueblo y no sabemos en qué país estamos.

La llegada al pueblo: Estamos mojados ambos dos y subimos por un edificio con escaleras y pasillos pero que de fuera aprecía una torrecita de cualquier cosa, algo pequeño. Y vamos llegando a la terraza, creemos, donde vamos a poder seguir andando por techos linderos. Es posible que nos estén buscando como fugitivos. Estamos por subir donde se abren dos escaleras como elección y la chica elige uno que yo no y se abre una puerta y la persona que sale me ve. A ella no porque estaba medio subiendo la otra escalera. Chorreando agua y con mi remera rota y rasguñones en las piernas soy una mujer de nuevo. Atrás de la señora que me mira aparece el último peluquero que me atendió en la vida real y me dice: te vas a cortar? tenés limpio? y yo sin emitir sonido hago que no por la cabeza y detrás de mio está... la puerta de salida.

El pueblo: Salimos por la puerta que da al pueblo pero sabemos que no podemos quedarnos allí. Caminamos un poco por una calle y damos a un lugar con mesitas, muy turístico donde hay una baranda y abajo una palyita y sigue bajando el río. Necesitamos saber en qué país estamos y cómo bajar de manera cortez sin llamar la atención hasta la playita de fango para poder seguir por el rio hasta nuestro campamento. Entonces si son brazileros no hablarán español y mientras me dispongo a preguntarles en un inglés muy cordial cómo se supone que hacemos para llegar allá abajo... la chica ya se lo preguntó en español y respondieron con un acento medio del norte como formosa o misiones. Tenemos que hablar con un tipo. El acento del hombre no nos deja en claro si estamos a salvo.
La habitación del tipo: Buscamos al hombre que estaba dando la vuelta y nos lleva subiendo unas escaleras de fierro y nos habla y hace chicstes y nos cuenta que él da los paseos en bote. Nosotros no necesitábamos un bote, pero si nos alcanzaba lo más lejos que llegara el paseo y allí bajábamos y seguíamos a nado iba a ser bastante conveniente y discreto.
Él se tira en una cama muy grande con sábanas negras de seda de muy buen gusto y me doy cuenta de que todo está ambientado un poco telo y me asusto porque estamos ahí dos chicas con el tipo este y no lo conocemos. Dispara un balín con un encendedor y hay otros tipos en la pieza. Pero el chabón es un aparato que solamente quiere llevarnos a pescar y nos habla de las moscas que cuando se duermen hay que pescar con poco ruido porque se levantan y molestan. Mañana nos podría llevar. Le damos a entender que tendría que ser ese mismo día y me adelanto y le digo que sólo necesitábamos bajar.

Eso es todo lo que tengo del sueño de anoche.
Pero no puedo parar de pensar en cosas del sueño de antenoche cuando despierto: el hombre bueno/malo explotando y en el bebé al que le iba a buscar un cucharita de postre, de heclado de metal, para poder darle de mi comida, hasta un lugar muy lejano y que me traía muchos inconvenientes.

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