viernes, julio 24

Estuve pensando como Vila-Matas, cinco intensos minutos que fueron suficientes, en el tema del diario y de cómo, casual y graciosamente, esto se transofrmó como en un diario de mí. Y no como un confidente y compañero. No como Amiel. Sino como en una nouvelle de mi vida fragmentada. Como una necesidad literaria de mi existencia.

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