Estuve pensando como Vila-Matas, cinco intensos minutos que fueron suficientes, en el tema del diario y de cómo, casual y graciosamente, esto se transofrmó como en un diario de mí. Y no como un confidente y compañero. No como Amiel. Sino como en una nouvelle de mi vida fragmentada. Como una necesidad literaria de mi existencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario