estábamos en una clínica gigante donde posiblemente se estuviera ejecutando algún tipo de actividad ilegal encubierta. Nos lo imaginábamos.
El edificio era increíble. Un ascensor enorme, muchos pisos. Señaléticas con mucho diseño. Las paredes hacia afuera eran de vidrio. En el medio de cada piso había cosas raras, en todos había un centro. El pasillo por el que se caminaba iba, digamos, rodeando la torre.
Los pasillos eran como puentes de máxima tecnología y pasaban dentro del piso unos cables de acero que si saltábamos fuerte se estiraban y los veíamos pasar entre las tablas de madera de ébano negra plastificada encerada brillante. Impecable.
1. Los ascensores.
La secuencia en los ascensores éramos vos y yo y alguien más subidos tocando botones apurados, primero había un objetivo. Después lo olvidábamos o simplemente ya no importaba y el ascensor subía rapidísimo porque habíamos tocar los botones rapidísimo y teníamos miedo. Las puertas eran como de nave espacial. Del dos al trece hay muchos pisos, pensaba, entonces agarraba mucha velocidad. A veces llegábamos a tener miedo todos los pasajeros porque se movía como un terremoto. Hablaba con desconocidos sobre lo raras que eran las puertas. Herméticas.
2. pisos
Primero bajamos empujando nuestros cochecitos para ver a los doctores. Recorríamos de acuerdo a los carteles pero en algún momento nos olvidábamos de eso y solamente camiábamos. Mi cochecito era azul marino y blanco.
3. el centro
en un determinado piso vamos al centro y lo que hay es una cinta que flota ancha como escenográfica que recorre todo el borde del medio circular donde hay pelotas y nenes y es inflable. Todos jugando. En la cinta. En el medio había aire y si caíamos no sabíamos que podía pasar. De pronto eso cambia y en realidad lo que hay es agua entonces con la chica con la que estábamos empezamos a jugar carreras por el medio de la pileta. Dejamos de estar nadando de a poco y estamos jugando carreras flotantes y miramos a los nenes y yo digo: "sí, pelotero" y me meto en el pelotero.
El pelotero tenía todas pelotitas blancas pero no importaba porque todo el resto de las cosas eran de colores.
4. el pelotero
En el pelotero tenía que avanzar en algún sentido. Era una cinta que se movía llena de pelotas y yo avanzaba contra los nenes en el sentido contrario agarrada del borde que daba para copn el agujero en el que antes flotábamos. Nos reíamos y nos divertíamos.
Viene una rubia vestida de traje, perra y vil y me pide las monedas. Aparentemente yo me había olvidado de pagar algo que había que pagar con monedas con ranuras. Una mezcla de moneda y ficha de fichín. Entonces tenía algunas sin ranura y otras pocas de 50 y 10 ctvos. con ranura. Otras eran monedas de 50 pintadas como un paquete de Beldent. Esas había que cambiarlas en los kioskos. Me levanto del agua con la ropa puesta, me paro en un bordecito y toda mojada empiezo a sacar cosas de mi bolsillo de atrás y a apoyarlas en una especie de jaula que había. Salco una cantidad increíble de cosas de mis bolsillos. Entre ellas desodorante Nivea, monedas, tarjetas, papeles, una valijita de nena, cepillo de barbie, un necesaire con manijitas lleno de cosas de niña, documentos y una tintura de pelo. Entonces miro al costado y ahí está mi hija en su cochecito. Tendrá cuatro años, rubia de pelo lacio flequillo recto ojos verdes. Me sonrie y le digo: "ah, me había olvidado de darte estas cosas! son todas para vos!" y le empiezo a dar las cosas de nena y me pongo contenta porque sé que le van a gustar. Las deja en el cochecito y se va al pelotero de nuevo. Doy un par de vueltas más por la pileta y le compito a mi amiga rubia que era muy linda un par de carreras.
Salgo mojada y tengo que hablar con alguien. La rubia perra de trajecito me mandó al frente en algún aspecto que desconozco.
5. el pelado
Estoy en una oficina como de un gran ejecutivo un piso más arriba del pelotero discutiendo con el jefe.
El jefe da la órden de que me maten. Entonces el pelado este, un personaje de Nip/Tuk todo tatuado y enfierradísimo dice que vayamos al otro lado así puede matarme. Yo estaba muy tranquila y le digo que sí. Dejo el cochecito en la pieza del al lado. Tenía un plan: esquivar el tiro. Como en el Transporador. En ese momento estaba segura de que si al final del Transportador no aparecía la china y le ponía el tiro por atrás al mafioso, el pelado pulenta de Crank le iba a esquivar el tiro en la cabeza.
Vamos a la pieza de al lado. Me dice que me pare derecha y con la frente en alto. Se para a un metro y medio mio y apunta. Es como una terraza chiquita o un patio interno. La luz del día es terriblemente clara. Empiezo a ver borroso y no sé si voy a poder esquivar el tiro. Los tiros van muy rápido, van muy rápido. Entonces me corro para atrás y tiemblo y mi plan se desmorona porque no soy el pelado de Crank. "No, dale, no me mates. Vos sos vos y yo soy yo, o sea, dale, no me podés matar vos a mí". Se acerca de a poco hasta mí apuntántome y me pone el arma en la frente. Entro en pánico, me muevo rápido, tiemblo. "No me podés matar, no me podés matar vos a mí, dale, o sea.", por algún motivo el pelado me conocía y me sonrié y me dice: todo bien, boluda. No me pudo matar pero me levanté muerta de miedo.
5. los amigos de mi novio
Me vuelvo a dormir y descubro que antes de este sueño, entre los pisos y el pelotero había soñado lo del pelado. Y que era amigo de mi novio, el padre de la nena. Entonces estoy como en un flashback en el cual vamos caminando llevando heladeritas con cervezas al mejor estilo americano de una casa en un bosque a un lago. Tengo jeans tiro bajo, borcegos, leñadora y musculosa apretada abajo. El pelo largo y el mejor cuerpo de la historia. Un arma metida en el pantalón.
Manejo una camioneta con caja abierta. Guantes con los dedos cortados y fumo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario