Habíamos caminado largas cuadras por la costa y el bosque y la ciudad, que quedaba todo cerca. El sol partía y dábamos vueltas por una zona céntrica que lindaba a todo lo demás. Estábamos Mamá, Ale, Fede y yo. Entonces me acuerdo de que Pacho me explicó cómo entrar a su casa sin llave ni timbre ni nada. Identifico la puerta de chapa con ventanita con rejitas decoradas. Acceder a la casa de Pacho era atravesar un montón de puertas caminando por un pasillo a cielo abierto. Cruzamos puertas y puertas y finalmente llegamos, como en Pinamar o el colegio donde hice la primaria, arriba de una loma perfecta se erigía la casa de Pacho. Me parece verlo a lo lejos mientras subimos por la escalerita de troncos sentado en una silla de jardín mirando al horizonte citadino. Nos acercamos y resulta que no es Pacho sino el hermano. Subimos a saludarlo y le cuento y sabe quién soy y que por algún motivo necesitábamos estar allá. Ale y Fede y Mamá se acercan a una pileta tipo de lavadero que había en el costado de la casa, toman agua, hacen conclusiones, les digo: no está Pacho! se alejan y bajan y merodean, Fede se queda en la pileta porque tiene algo en el pie que lo lastima e intenta arreglárselo bajo el chorro de agua. Yo charlo con el hermano y veo que hay más amigos de todos en la casa, leen revistitas. Empiezo a impacientarme porque siento que podemos ser un inconveniente y sin embargo Fede no puede terminar con el asunto del pie y la pileta. Alejandra lo ayuda. Mamá no sé qué hace, doy vueltas y charlo con el hermano de Pacho que parece que pobre hoy está hasta tarde trabajando.
Pasan los ratos de una manera extraña. Llega Pacho.
Pacho llega y me ve y nos ve a todos y un poco se enoja, le digo: te acordás cuando me dijiste cómo entrar a tu casa sin llaves ni timbres? Entonces asiente y me dice: está todo bien, pero yo no quiero que le digan nada a los vecinos de eso. Entonces me fijo y mi mamá está dando vueltas por abajo de la loma de la casa y puede ser que haya hablado con algún vecino, la llamo, le digo: dale, rescatate!- Ella se da cuenta y entiende todo entonces me dice: decile a este chico que le vamos a comprar de regalito y un buen paquete de porro. Subo a la loma y lo miro a Pacho que parece cansado y se tiró en el pasto y le digo: "mi mamá te va a comprar flores porque sos tan bueno. Ahora nos vamos!". Miramos a Fede y Ale lo ayuda con algo de la pileta, resulta que se le trabó el pie en el agujero por donde sale el agua y no puede sacarlo. Los dos nos damos cuenta de lo que pasa y Pacho me dice: no pasa nada! que saque el pie tranquilo. Nos sentamos en el pasto que baja brillante y Fede saca el pie y Ale y mamá y él saludan y bajan y se van. Yo miro una revista porque el pasto está lleno de revistas distintas para ver, en algunos lugares hay pilas y en otros simplemente números sueltos, son revistas de todo tipo de cosas y algunas muy entretenidas y pienso: qué bueno que tengan tantas revistas. Después de eso ruedo por el pasto hasta donde estaba Pacho, me da un beso en el cachete y me voy.
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