sábado, junio 7

Era todo bien complicado, estaban las chicas, venían a casa. Estábamos en algún tipo de futuro, por momentos algo terrible que había cambiado para siempre el curso de la historia había pasado aunque eso también se desvanecía. Papá, los abuelos, las pibas. Dos se querían ir a garchar con sus chongos y se preparaban y compraban drogas como siempre. Después decían 'nos vamos a estudiar' y en realidad eran las 10 de la noche y se iban al telo.
Yo tenía unas calzas que son las que tengo ahora en la mochila que no uso hace mucho y son turquezas como el agua de ciertos lagos del sur y brillantes, como las estrellas en la noche y como tus ojos cuando algunas drogas te estimulan. Comíamos y charlábamos y deambulábamos por una casa abandonada que tenía la morfología de un colegio yanki. Hacíamos una especie de asado en la cancha de basket al aire libre. Yo le había comprado a mi viejo un short cortito tipo 60's de estampa floreada hermosa. Él me decía: no me gusta tanto usar vestido. Yo pensaba: qué raro, los vestidos son tan lindos, por qué motivo un hombre no querría usarlos? algo en mi mente se fraccionaba y consecuentemente algo no podía entender la totalidad de esas partes como un todo.
Me ponía las calzas turquezas y salía a llevar algo a la calle Alsina. Me encontraba enseguida con AS y todo era muy utópico e idealizado, bastante hermoso. Él tenía sus bolsos porque estaba llegado de Mendoza y me decía si podíamos hacer algo, estaba en pleno Once con sus bolsos. Yo asentía con duda porque no tenemos mucho trato en persona pero en seguida todo funcionaba bárbaro.
Caminábamos y me contaba de una chica que había venido a ver y que al final no iban a poder pasársela garchando, porque ellos pensaban que iban a poder pasársela garchando en algún telo porteño, pero en realidad eran horribles e incómodos y las paredes eran finitas como un papel y él tenía miedo de romper toda la estructura del telo garchándose a la piba con fuerza.
Después me decía: hagamos lo que quieras, dale, seamos un zonzo enamorado y una chica idealista. A mí me gustaba, era un reencuentro con el primer amor, con la adolescencia. Nos sentíamos tan jóvenes y potentes transitando las calles del barrio de Congreso, ahora tan iluminadas en la noche como Las Vegas.
Mis calzas no las usaba hace mucho y una pierna había desteñido, era como una mancha de humedad negra en la pared pero aplicada a las calzas. Eso las volvía por zonas celeste claro. Eso me ponía incómoda, pero ni bien percibí que a AS no le importaba me olvidé de eso por completo.
Después AS no estaba, volvía luego, y yo estaba en una estación de servicio abandonada a donde daban locales, era todo nuestro. Lo habíamos comprado por dos mangos y todavía había en cada local rastros de la existencia y las prácticas de sus anteriores dueños y ocupantes.
En un local angosto y polvoriento, lleno de estantes y vitrinas medio caídas abajo, había una pantalla enorme de compu inserta en la pared. Yo tipeaba tu nombre. Tipeaba el nombre de la piba que más celos me daba. Veía que vos le ponías un comentario en una foto en facebook "Hola, cómo va?". Abría mi mail y tenía la respuesta que nunca me mandaste al último mail más amoroso y sincero que te escribí. Me habías contestado, era increíble. Tu respuesta era laaarga y era como si me lo hubieras contestado en muchos mails, uno tras otro. Después leía y eran todas publicidades y textos sacados de banners de internet. Pensaba que algo andaba mal con tu compu, que te habías vuelto una de esas personas que descarga programas de Softonic que vienen con toolbars y cosas que te invaden la compu. Al final decía algo. Algo como "bueno capaz todo es mejor así." Nada más. Sólo eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario