miércoles, noviembre 12

Sueño

Era como una fiesta. Todos empilchados. Las chicas supuraban perfumes, transpiradas, brillaban sus poritos glitter purpurina. Estábamos en la Creamfields. Las cosas características: ambiente boliche, vestiditos, máscara de pestañas, tacos, push-ups, cadenas, bling bling, caras duras, olor a escabio.

De pronto estábamos en un supermercado chino pero bien grande. Las luces estaban prendidas y todo era un caos. De alguna manera comenzaba una batalla campal. Tirábamos las góndolas y corríamos y cerrábamos el paso volcando expositores de utensillos de cocina. Mi mejor amiga era la novia de Mascherano: teníamos la guerra casi ganada.
Panterita la gatita negrita paseaba y participaba, se mantenía cercana, vivía en el chino. Corríamos y peleábamos y yo me arrastraba, las cosas se iban de control. Los del otro bando eran chetos turros. Nosotros éramos nosotros: Uli la tejedora de palabras, Mile la bombona superpoderosa y Mascherano aka el de la pija y las bolas + grandes.
Caían unos del cartel de Juárez re enfierrados, Masche me miraba y con un gesto entendía todo. Era la hora de huir o morir. Dejábamos al bando contrario ser víctimas de la masacre y corríamos. Afuera, en el estacionamiento, Mascherano ya tenía prendido el motor de su Ferrari. Guau, nunca me había subido a un auto así. Panterita hacía volteretas en el piso de asfalto, saltaba dentro el coche y en un toque todo había pasado.

Descansábamos sobre un puente, mirando el río, lento, silencioso, casi inmóvil. Panterita se despierta y reclama su hogar-chino. Hace berrinche. Entendemos: el río llega hasta allá. Sin dudarlo un segundo se frota en mis piernas, me da un besito, y salto olímpico. Nada como nutria, yo me desespero, pero al toque Masche me toca el hombro y la veo, me tranquilizo. Veloz deslizándose bajo el agua apeeenas saliendo un ínfimo espacio por el que respira, sus orejas de gato marcan dos estelas y su cola se deja adivinar en el movimiendo onduloso del agua, nadando pareja, segura, tranquila, con decisión, se pierde su rastro hacia el Sol poniente.

2 comentarios:

  1. Yo esto lo leí en algún lado... Déjà vu.
    Saludos.

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  2. Ahsí. Este fue a parar al minúsculo repositorio. O de ahí vino. No me acuerdo.
    Saludos.

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